El éxito de las propuestas comerciales depende en gran parte de hacer un buen trabajo previo.

Debemos contar con la información adecuada y saber interpretarla correctamente. Para empezar, hay que segmentar el mercado, identificar posibles consumidores, personas individuales u organizaciones con características, necesidades y preferencias específicas. 

 

Conoce a tus adversarios

Tenemos competencia y debemos diferenciarnos de ella ofreciendo productos adaptados a las necesidades reales del mercado que respondan a los distintos públicos objetivos. Sigue muy de cerca a tus competidores: inscríbete en sus newsletters, sigue sus redes sociales y revisa su web periódicamente.

La segmentación nos ayuda además a identificar oportunidades de negocio. Conocer a tus clientes es el pilar más importante a la hora de adecuar y personalizar una buena propuesta. 

Para la segmentación hay que tener en cuenta diferentes variables:

  • Demográficas: género, edad, localización, etc.
  • Socioeconómicas: renta, ocupación, nivel de estudios…
  • Estilos de vida y comportamiento: Averiguar sus intereses, inquietudes, experiencia y necesidades de uso del producto o servicio es crucial.

 

Multiplica tus oportunidades 

Simplificar la información y ser directos es un aspecto decisivo para aproximarse a nuestro interlocutor. Por eso, compartimos unos consejos básicos para simplificar la oferta: 

  • Capta el interés con el contenido y diseño adecuados, que sea clara y concisa. Ten en cuenta la legibilidad y los elementos visuales que la harán más amena.   
  • Ve directamente al tema en cuestión, menos es más.  
  • Ofrece algunas alternativas, pero no distraigas con todas las opciones posibles o servicios. 
  • Crea propuestas altamente personalizadas, ser capaces de visualizar los retos a los que se enfrentan nuestros posibles clientes y mostrarles la solución pertinente.
  • Habla de soluciones
  • Incluye especificaciones técnicas del producto o servicio, el precio, las condiciones de pago, el servicio técnico del proveedor…
  • Resalta las ventajas. Tanto el que escriba la propuesta tanto como el que la comparta, deben conocer el producto o servicio mejor que nadie y ser capaces de transmitir sus ventajas.
  • Estructura adecuadamente.  Estructurar la propuesta comercial no tiene porqué ser algo rígido y único pero debería contemplar una introducción; retos y soluciones, beneficios; propuesta económica (presupuesto, fechas, plazos…) y una conclusión o cierre al final.

Estar en el momento adecuado

También hay que tener muy presente las fases del proceso de decisión de compra: reconocimiento de la necesidad; búsqueda de información; evaluación de las alternativas; decisión de compra y comportamiento posterior a la compra. Y poder escoger el mejor momento para presentarte como opción puede ayudarte a conseguirlo.

 

Y recuerda no dejar pasar el tiempo. Desde la primera toma de contacto hasta que se lanza la propuesta comercial al posible cliente, no debe pasar mucho tiempo.  

 
 
Facebook
Twitter
LinkedIn