De hecho, adquirir bienes tecnológicos puede suponer un riesgo. Y es que, conviene tener en cuenta los costes económicos extras más allá de comprar, instalar y de formación del personal (para sacar el máximo rendimiento a dispositivos, programas o plataformas). ¿Has pensado que es posible que, en poco tiempo, haya que volver a invertir dinero en otra tecnología, incluso antes de haber amortizado la anterior?

Por eso, el alquiler de tecnología se ha convertido en una tendencia cada vez más frecuente en las compañías, pymes y autónomos.

El renting de tecnología y equipamiento consiste en alquilar una serie de dispositivos y sistemas para su utilización inmediata y con vistas a que, en un futuro, se puedan sustituir por otros activos similares, nuevos y con mejores prestaciones.

Una de las principales ventajas del renting es que facilita el acceso a servicios de valor añadido, además del propio uso de la tecnología.

Algunos de estos servicios son herramientas de gestión de activos, seguro multirriesgo de incidencias o reparación, y la posibilidad de renovación de equipos cuando sea necesario, pudiendo actualizarlos o ampliarlos en cualquier momento a través de nuestros partners.

Además, los contratos de renting en empresas como Iberent son muy flexibles, y se adaptan a las necesidades de cada empresa, independientemente de su sector o tamaño. Desde servicios en los que solamente haces renting de software hasta servicios completos que incluyen renting con instalación.

En este sentido, el renting se perfila como una posibilidad interesante para cualquier empresa, pyme o autónomo.

Por otra parte, el alquiler ofrece grandes ventajas desde el punto de vista fiscal.

Posiblemente, la más destacada es que se trata de un gasto 100 % deducible.

También cabe recalcar que las operaciones de renting no figuran dentro del balance de la empresa, siendo posible mantener intacta la capacidad de endeudamiento con las entidades bancarias y aumentar la rentabilidad sobre los activos.